#3 El caminar de la mente
Hola, soy @miquelartero,
Quiero darte la bienvenida a Vitae, una newsletter de micro-ensayos, en la que comparto mis aprendizajes y vivencias para inspirarte a diseñar una vida fiel a tus valores, maximizando felicidad y éxito.
#3
Tiramisú o coulant
Tienes dos grandes herramientas: tu cuerpo y tu mente.
La primera conecta el piloto automático para lubricar tus ojos o bombardear sangre. Tu cuerpo realiza por ti tareas iterativas. Pero no suele tomar el control sobre tu vida, no arranca a caminar sin tu permiso.
Tu segunda herramienta, la mente, es más sinvergüenza. Camina sin que te des cuenta. Al caminar de la mente se le llama pensar.
Pero no es un pensar consciente y con un objetivo concreto, como decidir entre tiramisú y coulant en la carta de postres (Opcionalidad que, otra vez, te trae problemas). El caminar de la mente es una divagación constante, sin control y sin motivo. Una mente que quiere el protagonismo porque sí. Una mente egocéntrica. El ego.
Hasta Mickey Mouse
El ego te lleva a identificarte con tu mente. De hecho crees que eres tu mente; ésta pasa de servir a gobernar, de herramienta a protagonista. Para hacerlo se alimenta del tiempo psicológico. Con el tiempo pasado genera una identidad que hay que proteger de los ataques del “exterior”. Lo que yo me merezco. Con el tiempo futuro da continuidad al pasado mediante deseos y ambiciones. Lo que yo necesito para ser feliz.
Durante este proceso, tu mente te desconecta del todo y de todos. Para que yo sea yo, tú tienes que ser tú. Todos forman parte del equipo rival. Tu pareja, tu amigo, tu vecino, el resto de mamíferos, las plantas y hasta Mickey Mouse. Me against the world.
Tu nuevo “yo falso” o ego empieza a mandar avisos de amenazas externas - del equipo rival - a tu cuerpo y éste genera emociones que tienen al miedo por origen y la agresividad por consecuencia. Estupendo. El 99% de veces no existe ningún peligro real, pero genes y amígdala, ambos obsesionados por sobrevivir a toda costa, se excusan en el negativity bias. Eterno complejo de pez pequeño al que se lo pueden comer.
Los pensamientos generados por el ego dan lugar a emociones que despiertan tus miedos. Y tus miedos dan lugar a nuevos pensamientos que acabarán incrementando las emociones. Entrar en bucle a nivel biológico.
Son todos de tu equipo
Pfizer no ha creado vacuna para el ego todavía. Para evitar all of the above, y regular tu ego, puedes realizar esta reflexión:
1) Alma, espíritu o X; llámale como quieras, pero date cuenta de que tú eres y existes por ti solo. Tu cuerpo y tu mente son tus herramientas
2) Si tu mente fabrica pensamientos sin que tú los hayas pedido, “mata” al tiempo psicológico y usa tus sentidos para ver, escuchar y tocar el ahora; donde tu mente, sin el tiempo pasado o futuro, no puede tomar el control
3) Si tu cuerpo te lleva a lugares sin que tú lo hayas ordenado, visita un médico. A no ser que sea la nevera. A la nevera se va sin saber porqué y no pasa nada. Un día hablaremos de ayuno intermitente.
4) El punto 3 te debe servir para darte cuenta de lo ridículo que es aceptar el punto 2 como algo normal. Las herramientas son herramientas, period. ¿Entenderías que la pelota chutara a Messi?
5) Una vez los puntos 2 y 3 estén resueltos y hayas vuelto a un estado consciente y presente. Usa tus sentidos para observar todo y a todos los que te rodean. Recuerda que no hay separación: Son todos de tu equipo.
Lo bonito es que en la desconexión del ego acaba el miedo y empieza el amor.
Sarajevo, Bosnia, 2017. Sentados sobre la pista de bobsleigh que sirvió durante los juegos olímpicos de Sarajevo en 1984. Sin embargo, lo que muchos recordamos fue la guerra de Bosnia que estalló en 1992 y dejó cientos de miles de víctimas. Del apogeo y el amor al odio y el terror en unos pocos años. Andando por la ciudad, aún medio en ruinas, me preguntaba el rol que jugó el ego humano en esa guerra. Y de hecho en todas. También en cada pequeño conflicto que tenemos en el día a día.
Gracias por leer Vitae,