Hola, soy @miquelartero,
Quiero darte la bienvenida a Vitae, una newsletter de micro-ensayos, en la que comparto mis aprendizajes y vivencias para inspirarte a diseñar una vida fiel a tus valores, maximizando felicidad y éxito.
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Ojos marrones
Te dicen que te quieras, así sin más. Pero nadie se para a explicarte qué significa realmente quererse; como si ya fuera obvio. Como si querer no tuviera mil significados distintos.
Pues bien, el quererse - no narcisista - se manifiesta de tres maneras:
La primera es sentir amor incondicional hacia uno mismo, sin requisitos y sin peros. Cometes un error y te quieres igual. Con lo bueno y con lo que, según dictan los cánones de nuestra cultura, es menos bueno. Amar el todo, tu todo. La segunda es mostrar toda esa identidad real bajo cualquier circunstancia. Mostrarte descaradamente, con respeto, pero de manera verdadera. Raw. Sin hacer o decir nada por quedar bien. Sin tratar de esconder lo menos bueno. Y la tercera es saber poner límites al abuso, normalmente psicológico, que pueda venir de terceros. Pacífica y amablemente sí, pero de manera asertiva y clara. Proteger tu ser real.
La teoría parece fácil. Casi evidente. Quiero lo bueno y lo “malo” de mi ser, se lo muestro tal cual al mundo, y lo protejo de abusos externos ¿Pero por qué nos cuesta tanto hacer estas tres, teóricamente obvias, cosas?
Existen varios millones de motivos en forma de millones de creencias y condicionantes que te han inculcado desde que eras un niño. Que un bebé sepa poner límites al abuso es más discutible, pero con las otras dos formas de quererse se nace. Un bebé no se juzga, por qué todavía nadie ha empezado a contarle lo que está bien y lo que está mal. Un bebé ve un todo, sin juicios. No se quiere más a sí mismo por tener los ojos verdes. Ni se juzga si siente celos de que mamá esté pendiente de su hermano. Y por lo tanto, tampoco miente, esconde o se siente mal por expresar su “yo” real. Al fin y al cabo, ¿qué más da, verdad? Sin juicio externo, no hay juicio interno y el amor propio fluye. Luego, vamos creciendo, la vida nos pasa por encima y poco a poco aprendemos a “desquerernos”.
Quererse no va de ir a un lugar, sino de volver. No es un proceso de crecimiento o iluminación mística, sencillamente es un viaje de vuelta al lugar de donde venimos. Kidults.
Para hacer la de Benjamin Button hay, pues, que dejar de juzgar y dejar de juzgarSE. Especialmente, hay que dejar de pensar que hay cosas malas o peores que otras. Ojos verdes = ojos marrones. Y es normal que un ser humano sienta todo el espectro de emociones, desde la ira hasta la envidia pasando por la inseguridad.
Al margen de la ley
Cuando interactúas con otras personas, o cuando te miras en el espejo, ves cosas de tu personalidad o tu físico que te gustan menos que otras. Y te juzgas. Pero, ¿y si te dijera que esas cosas que te gustan menos tienen la misma, sino aún más, importancia que las otras? El hack está en entender que las partes oscuras nos pueden aportar valor.
En el fantástico libro “The Culture Code”, Daniel Coyle habla de la vulnerabilidad como uno de los tres pilares básicos para construir una buena cultura organizacional (junto con el propósito y la seguridad). Según Daniel “Vulnerability precedes trust and connection, not the other way around”. Eso significa que no confiamos en alguien o conectamos con una persona y luego nos mostramos vulnerables y compartimos nuestras inseguridades, sino que precisamente mostrar nuestras inseguridades o poner en valor nuestras partes más oscuras son la mejor forma para lograr conectar con un grupo o con una persona y desarrollar un vínculo profundo con la/s misma/s. A nivel de metáfora, el crossfit es tan popular porqué la gente, al sufrir y mostrarse vulnerables de manera abierta y conjunta, acaba generando unos vínculos y un sentimiento de conexión y comunidad extraordinarios.
¿Qué pasa cuando dos personas, que se quieren a sí mismas, sacan a relucir sus partes oscuras y éstas se unen o colisionan al dejar de estar escondidas? Pues que se establece un vínculo de conexión y magia brutal que cualquier persona que se muestre perfecta y sin vulnerabilidad o partes “malas” no puede ni llegar a imaginar.
En lugar de colisión de partes oscuras, prefiero usar el término colusión. En economía, una colusión es un acuerdo entre dos o más partes (compañías) para limitar la competencia. Esto se hace de manera secreta bien para obtener un objetivo prohibido por la ley o bien para obtener una ventaja injusta en el mercado vía una situación de monopolio.
Pues bien, cuando dos almas coluden a través de sus partes oscuras, lo hacen a un nivel más profundo y a la vez secreto, ya que estas partes no son conocidas casi por nadie, y eso da lugar a lo que yo llamo monopolio de luz. Además, dicha colusión está al margen de la ley, pues las normas y creencias que te impone la sociedad te prohíben dejar de juzgarte y en consecuencia te prohíben mostrarte como eres. Y te da la ventaja injusta y monopolística (injusta al poderla tener tan poca gente) de una vida llena de luz y un amor real, contigo mismo y con los otros.
Recuerda, hoy ya eres tu mejor versión porqué tu mejor versión es la que se ha dado cuenta de que el origen de tu luz yace en tu oscuridad.
Sin oscuridad no hay luz.
Cappadocia, Turquía, 2019. Alejados de nuestro mundo loco y de la ley de la gravedad, por unos minutos sin juicios ni preocupaciones por esconder nada y disfrutando de los primeros rayos de luz del día que, curiosamente, llegan justo después del momento más oscuro de la noche. Si te fijas, en los momentos más especiales de la vida ya actuamos como niños, ¿por qué no hacerlo todo el tiempo?
Gracias por leer Vitae,
Me ha emocionado mucho el inicio de tu ensayo porque aprendemos a querer copiando patrones, y yo en lugar de quererme, me maltrataba. Como dices: compasión hacía mi misma, paciencia en la búsqueda de mi identidad y límites. Gracias por estas palabras Miquel, me ha encantado descubrir tu Newsletter♥️.
Bruuuutal!!!